- Servicios de abastecimiento, o el suministro de bienes con beneficio directo para las personas, tales como la provisión de alimentos (cultivos, ganadería, pesca, acuicultura y alimentos silvestres), fibras para confeccionar ropa (algodón, cáñamo, seda), recursos forestales (madera, leña), recursos genéticos, medicamentos y agua potable. A menudo tienen un claro valor monetario.
- Servicios de regulación, incluyen el abanico de funciones realizadas por los ecosistemas como son la regulación del clima mediante el almacenamiento de carbono y el control de la precipitación local, la eliminación de los contaminantes filtrando el aire y el agua, y la protección frente a desastres tales como los corrimientos de tierra y las tormentas costeras. Aunque son de gran valor, generalmente no proporcionan un valor monetario en los mercados convencionales.
- Servicios culturales: incluyen el valor espiritual ligado a ecosistemas concretos o especies, como por ejemplo, la belleza estética de paisajes o formaciones costeras que atraen a los turistas. No aportan beneficios materiales directos, pero contribuyen a ampliar las necesidades y deseos de la sociedad, y por tanto, la buena disposición de las personas a pagar por su conservación.
- Servicios de apoyo, como la formación de suelo y los procesos de crecimiento de las plantas, sin beneficio directo para las personas, pero esenciales para el funcionamiento de los ecosistemas e indirectamente responsables del resto de los servicios.
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